

Taller de lectura
Mi adorada Micaela
Estaba recostado en el sillón esperándola ansiosamente que llegara de su trabajo, siempre lo hacía porque me moría por verla.
Estaba locamente enamorado de ella y ella de mí. O bueno eso creía.
Siendo las 15:00 de la tarde Micaela no llegaba y debería haber llegado hace media hora entonces me preocupo, pero no dejo de mirar el programa de chimentos.
En eso me llega un mensaje de ella diciéndome que está un poco retrasada con el trabajo pero que está bien, entonces me quedo tranquilo. Al segundo de su mensaje y que le pusiera que la amaba locamente me llega un WhatsApp de un número desconocido sin foto de perfil ni nada con una foto que decía esto es lo que hace tu mujer en el “trabajo” lo siento mucho.
Mis manos se paralizaron dejando caer mi celular. No podía creerlo. La mujer de mi vida me había engañado con un tipo. Al menos no era mi mejor amigo.
No sabía qué hacer, solo la espere con toda su ropa doblada en una valija.
Llego y me saludo muy contenta. Me dio un beso que por cierto sería el último.
Ella me noto frio y me pregunto tímidamente que era lo que me estaba pasando, no respondí solo saque mi celular y le mostré la foto largando un llanto.
Ella me suplico que la perdonara y juraba que era solo un desliz.
Micaela trato de hacerme creer que era mi culpa. Pero no. Yo la amaba, le compraba flores cada mes, chocolates, la llevaba al cine y le recordaba todos los días cuanto la amaba ¿alguien puede sentirse sin amor con todo eso?
Ella despertó mi rabia y la golpee. Si, la golpee como todo un cobarde. El golpe la hizo caer hacia atrás golpeándose con el jarrón que le había regalado mi madre.
El piso se hizo un mar de sangre y yo entre en pánico entonces fui hasta mi cuarto, busque el revolver que me había comprado por seguridad. No lo pensé ni un minuto y me dispare en la cabeza.
A las siete de la tarde la vecina llamo a la policía por los ruidos. La policía llego siete y media encontrándonos ahí muertos.
Puedo verlos a todo preocupados, llamando a mi familia y a la de Micaela. Yo puedo verlos, ellos no a mí. Adiós Micaela